Una revolución de la comunicación

19 de mayo de 2019

Dicen el amor hace girar el mundo. Y es verdad. Cuando amas y te sientes amado, todo parece más brillante y mejor. Pero decir que es sólo El amor que todos necesitamos no lo es todo: hay algo más que es esencial para una vida feliz y plena.

Es una necesidad muy arraigada en la psique humana. Los niños la anhelan y los adultos la necesitan - sin it todos somos un poco más pobres.

Hablo de conexión.

Pregunte a cualquier padre y le dirá que, desde el momento en que nacen, los niños intentan conectar. Primero con llantos y gorjeos, y luego con palabras y frases. Quieren charlar, contar las minucias de su día, contar historias, hacer preguntas y debatir ideas.

Es a través de la conexión como aprendemos cuál es nuestro lugar en el mundo. Sentirnos queridos. Descubrimos en qué somos buenos. Hacemos amigos. Mark Zuckerberg se ha convertido en una de las personas más ricas del mundo construyendo una plataforma que aprovecha nuestra necesidad de conectar.

Pero en En nuestro mundo multimedia, lleno de aplicaciones y dispositivos, creo que hay un problema. Muchas de las formas en que conectamos con los demás no son tan satisfactorias como podrían serlo. Y creo que hay tres razones principales para ello:

Smeado, espacio y talla.

Velocidad

La velocidad está integrada en nuestras plataformas de medios sociales. Están diseñadas para hacernos reaccionar con rapidez. A veces instantáneamente. Disparamos desde la cadera, nos enfadamos y contestamos a gritos. Decimos cosas que nunca diríamos en la vida real porque no nos damos tiempo para pensar, para respirar.

Escribir a mano (por otro lado) es un poco como caminar - es actividad a un humano velocidad. Nos deja espacio para pensar, para formar las palabras. Como es lento, acabas pensando... mientrase escribes.

Escribir a velocidad humana te da tiempo para formar tus pensamientos. Para pensar en lo que realmente queremos decir. Como resultado, casi seguro que somos más honestos, más auténticos.

Espacio

Siempre he pensado que leer un libro es fundamentalmente más agradable y más envolvente que leer las mismas palabras en una pantalla. Pero nunca he sido capaz de entender exactamente... por qué. Eso fue hasta que leí un increíble artículo de un tipo llamado Graig Mod en Revista Offscreen (puede leer el artículo aquí) que creo que ha dado en el clavo. Cree que todo tiene que ver con el hecho de que los libros tienen bordes.

¿Bordes? (¿Qué? es )

Sí, bordes.

Lo que quiere decir es que cuando llegas al final de una página, o al final de un libro, se acaba. No hay nada más. Nada que desvíe inmediatamente tu atención. No hay "próximo artículo". Ni correos electrónicos que responder. No hay mensajes de FB que comentar. Todo se detiene.

Y extrañamente, ésta es una de las cosas que dan a un libro su inmensa fuerza. Es lo que hace que los libros sean tan placenteros.

Un libro es algo en sí mismo. Tiene su propio espacio. Está solo. Lo lees, lo asimilas y (si es un buen libro) se convierte en parte de ti. Pero para ello, tiene que tener el espacio necesario para hacer su magia. Si lees una página y luego miras un post en FB, y luego otra página y juegas a un juego, no funciona tan bien.

Creo que lo mismo ocurre con las cartas. En el mundo digital de hoy, ultraconectado y siempre activo, una carta es un pequeño oasis de calma en un mar de ruido. Para ser leída, disfrutada, absorbida. Y releída. (Quién re-¿lee correos electrónicos?)

Un poco de espacio, sólo para ti, escrito sólo para ti, por un amigo.

Talla

Comunicar hoy en día (en las plataformas que todos utilizamos) consiste sobre todo en radiodifusión. Mensajes de FB a todos tus amigos. Mensajes de WhatsApp al grupo. Mensajes de Twitter al mundo. Todos nos hemos convertido en pequeños emisoras. Contando todo el mundo lo que hacemos, lo que pensamos, lo que deseamos.

Y de alguna manera, al pasar de la conexión cara a cara a los medios de comunicación de masas, hemos perdido un poco de nosotros mismos. Lo que podría ser una conversación interesante entre amigos corre el peligro de convertirse en un "compartir excesivo" cuando contamos siempreyuno de nuestro grupo.

Por eso creemos en la escritura de cartas. Una carta escrita a mano es un clásico fundición estrecha. Conectar con una persona especial. Por eso vuelven las cartas escritas a mano.

La otra noche le estaba leyendo a mi hija una historia de la Segunda Guerra Mundial, y en it había una carta que un chico escribió a su amigo en la portada. No contenía nada más que lo que había hecho ese día. Sin palabras rebuscadas. Ni recuerdos compartidos ni emociones profundas. Sólo que había ido a ver a la hermana de su amigo y al caballo de su amigo, y que ambos estaban bien. Y me di cuenta de que, si hubiera leído eso en un mensaje de FB, parecería totalmente aburrido. Pero en esa carta, dirigida a su amigo, era justo lo que necesitaba oír. Era consuelo y recuerdos para un chico joven en la guerra.

Es la diferencia entre narrowcasting y broadcasting. La diferencia entre un correo digital para muchos y una carta escrita a mano para uno. El modo broadcast es un instrumento contundente, pero el narrowcasting funciona porque te comunicas con una sola persona, sobre cosas que os interesan a los dos. El relato de un incidente gracioso con un hámster perdido le hará mucha gracia a un amigo que conozca tu historial de hámsters extraviados, pero probablemente no le haga ninguna gracia a alguien que no te conozca bien.

Así que... Ve despacio. Hazte un hueco. Y conecta de tú a tú. Redescubre la alegría de la comunicación personal, la alegría de la carta escrita a mano. Y saborea los momentos que te brindan.

John Morse-Brown
Mayo de 2019

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